Centro de Crecimiento Cristiano

Visión:
Por medio del evangelio de Jesucristo, el Centro de Crecimiento Cristiano, será de bendición para todas las familias a su alcance. (Basado en Génesis 12:3)

Nuestra Misión y Propósito
Buscar el rescate y la transformación integral de las familias a su alcance, para su reintegración a la familia de Dios, mediante la enseñanza y la obediencia a Sus principios.

Visión y Misión Integradas así:
Por medio del evangelio de Jesucristo, buscar el rescate y la transformación integral de las familias a su alcance, para su reintegración a la familia de Dios, mediante la enseñanza y la obediencia a Sus principios.

Para dar Cumplimiento a la promesa de la visión dada por Dios a Abraham… “Por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra.” Gen. 12:3; 26:4; 28:14; Gal.3:6-18

viernes, 17 de abril de 2009

Boletin Semanal Abril 12, 2009

ENTRANDO A LA TIERRA PROMETIDA
Dios creó al hombre para vivir eternamente relacionándose con El. En el paraíso, Dios se paseaba cada tarde con Adán y Eva y conversaba con ellos. A pesar de que ellos rompieron con esta forma abierta y amorosa de relacionarse con El, por el pecado de desobediencia, Dios mantiene su fidelidad y anhela que el hombre vuelva a la posición inicial de cercanía y consagración obediente y libre a El. Por tal motivo, desde el momento mismo de la desobediencia Dios le da una promesa de restauración. Todo el antiguo testamento esta enfocado hacia el cumplimiento de esa promesa, a través de los diferentes pactos establecidos con el hombre en las diferentes épocas y dispensaciones. Por eso se escogió un pueblo de la descendencia de Abrahán a fin de mostrar al mundo su interés de que el hombre reconociera su amor y deseo de mantenerse en obediencia y adoración a su creador. Es así que los judíos, tal como Dios le había anunciado a Abrahán, entraron libremente a Egipto y luego fueron esclavizados por 400 años. Pero Dios levantó a un líder a Moisés, a quien instruyó y empoderó para liberar a su pueblo de la esclavitud. Y ciertamente lo sacó de la esclavitud de Egipto con prodigios, portentos y milagros; y en una jornada que pudo tomarles apenas 11 días de camino, por su obstinación a desobedecerle, pasaron 40 años deambulando por el desierto hasta sólo quedar 2 personas de las que salieron de Egipto y toda la descendencia que había nacido en el desierto. Así que por haber desobedecido en un detalle a Dios, tampoco Moisés pudo entrar a la tierra prometida. Dios nos da la libertad de escoger someternos a El siempre y si le desobedecemos en algún momento nos daremos cuenta en nuestras propias vidas de las consecuencias de haber desobedecido. Pero a los que les son fieles a pesar de las dificultades, a esos Dios levanta y recompensa. Así que Dios escogió a Josué como sucesor de Moisés para guiar a su pueblo a entrar a la tierra prometida. Josué conocía el territorio al que debían entrar y sabia a lo que tendría que enfrentarse, pues el y Caleb, los únicos sobrevivientes, habían ido de espías junto a otros 10, a reconocer a qué tendrían que enfrentarse. Y ciertamente había gigantes bien armados y amurallados a los que había que vencer. Es por eso que Dios le dice tres veces a Josué: Esfuérzate y sé muy valiente.

Josué 1: Preparativos para la conquista
1Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: 2Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 3Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
10Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.

Dios promete entrarte a la tierra prometida, y conquistarla. El te dice cómo lo puedes lograr: mediante una alianza estratégica con El, en fe y confianza; fe confiada mas poder de Dios asegura la victoria. Observa lo que Dios insistió en decirle a Josué: “…cuídate de hacer conforme a toda la ley”… “no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”

Nuestra tierra prometida hoy es la Salvación y libertad del pecado que recibimos por la fe en Jesucristo, y por lo que el nos dió por su sacrificio en la cruz. Al aceptar su sacrificio como bueno y válido para nuestra liberación de la esclavitud del pecado y lo creemos, El nos capacita para con el respaldo de su Santo Espíritu, vencer nuestros gigantes que se oponen al logro de la vida abundante que ya el ganó para nosotros, pero que nosotros tenemos que conquistar mediante la obediencia a su Palabra y la decisión en fe de avanzar hacia la conquista del reino de Dios en nosotros y alrededor de nosotros.

¿Cuáles son estos gigantes que tienes que vencer? Las dudas que destruyen los fundamentos de tu fe incipiente; las oposiciones que con sus presiones, burlas, represiones, ataques tienden a impedirte que sigas adelante hacia la conquista definitiva de tu establecimiento y posesión de tu tierra prometida de tu limpieza de pecado, libertad, paz y gozo de saberte perdonado de tus pecados y aceptado y reconciliado con Dios, por Jesucristo; conflictos en el hogar que te restan fuerzas para afianzarte en la fe de que sí lo lograrás porque El lo dijo y lo hizo. Las adicciones que aun están ahí y parece que no te será posible vencerlas, pero Jesús ya te dió la victoria sólo tienes que avanzar en fe creyendo que ya están vencidas, aunque sientas la tentación de volver a ellas ¡resiste y estas huirán de ti! Las desilusiones ante las propias debilidades y las de los demás, al sentirte débil, y al caer en lo mismo de siempre; pero El te dice: ¡esfuérzate y se valiente! Cree en lo establecido y dicho en la Palabra, ¡levántate! confía y pide perdón y sigue adelante. Las enfermedades están vencidas porque Cristo cargó con tus dolencias y enfermedades y las enjugó en su llaga, aunque sientas los síntomas, declárate sano por el poder de lo que ya Cristo hizo en la cruz, cree y sigue adelante.

Josué y su gente pocas veces tuvieron que luchar cuerpo a cuerpo porque Dios luchaba por ellos cuando ellos le obedecían y marchaban en fe haciendo lo que El les decía. Habrá luchas que tendrás que ganar en el espíritu humano y dejar que el Espíritu de Cristo lo sature y lo restaure. Habrá batallas que deberás ganar en el alma y estas son las más largas y difíciles, pues los gigantes están en tu propia mente, emociones y débil voluntad humana. Satura tu alma con las herramientas de la Palabra de Dios, lee la Biblia sobre todo en el nuevo testamento, Juan, Hechos, Romanos, etc..., satúralo con oración en el espíritu, ora, reprende al enemigo, confiesa a Dios tus caídas en pecados, pide perdón y pide fortaleza para no caer más; busca consejo, busca compañía de otros creyentes que te ayuden a permanecer. Perdona a quienes te ofendieron y pide perdón a quienes ofendiste, restituye lo que robaste o destruiste y con ello rompe las ligaduras que te ataban e impedían experimentar la victoria y vida abundante de gozo, paz y fortaleza para seguir venciendo, pide al Espíritu Santo que te llene una y otra vez, que te guíe y te dé sabiduría para discernir entre lo bueno y lo mejor para dar al Señor la excelencia de tu vida. Consagra al Señor cada día tu vida y todo lo que tienes y recibes. Deja atrás el pasado. No añores volver a tu vida vieja de pecado, malos habitos, aflicción, vacío e inquietud perturbadora.
Proclama con firmeza cada día como lo hizo Josué 24:14 Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. 15Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Así como Pablo también clamaba a Dios por causa de sus debilidades Dios le fortaleció diciendo: 2 Corintios 12: 5…”pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 6Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 7Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 8respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 9Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

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