Centro de Crecimiento Cristiano

Visión:
Por medio del evangelio de Jesucristo, el Centro de Crecimiento Cristiano, será de bendición para todas las familias a su alcance. (Basado en Génesis 12:3)

Nuestra Misión y Propósito
Buscar el rescate y la transformación integral de las familias a su alcance, para su reintegración a la familia de Dios, mediante la enseñanza y la obediencia a Sus principios.

Visión y Misión Integradas así:
Por medio del evangelio de Jesucristo, buscar el rescate y la transformación integral de las familias a su alcance, para su reintegración a la familia de Dios, mediante la enseñanza y la obediencia a Sus principios.

Para dar Cumplimiento a la promesa de la visión dada por Dios a Abraham… “Por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra.” Gen. 12:3; 26:4; 28:14; Gal.3:6-18

jueves, 23 de abril de 2009

Boletin Semanal Abril 19, 2009


RESUCITAMOS CON CRISTO

Colosenses 3; 1-17 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

La vida antigua y la nueva
5Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 7en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 8Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 9No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, 11donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.

12Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Normas para una vida santa
Cuando nosotros miramos este pasaje es poco lo que podemos quizás hablar; porque es tan claro, es tan precioso y maravilloso lo que el dice que es nuestra vida si aceptamos a Cristo como nuestro Salvador; pues dice la palabra que ya nosotros hemos resucitado con Cristo y en esta mañana vamos a analizar lo que significa resucitar con Cristo. Porque la mayoría de nosotros aceptamos a Cristo como Señor y Salvador, hemos visto como murió Jesús y resucitó. Pero que significa eso en tu corazón y en tu vida. ¿Eres tu de los que resucito con Cristo o estas aun muerto? A veces aun aceptando a Cristo como nuestro Salvador aun no estamos claros de lo que esto significa. Cuando Jesús resucito dios incluyo a todos los creyentes del pasado, del presente y del futuro como si hubieran resucitado con El. Esto podría resultarnos raro verdad? Pero lo que leímos en Colosenses nos dice que estamos con Cristo sentados a la derecha del Padre. Esto al principio nos hace cuestionarnos y como que a nuestra mente limitada nos cuesta entender como es que resucitamos con Cristo. Pero Jesucristo no ha dejado nada en la palabra que a su tiempo no podamos entender. Toda la palabra nos fue dada para instruirnos y entenderla. Por eso cuando un creyente lee la palabra completa se esta preparando para conectar pasajes del antiguo testamento con los del nuevo testamento y entre los diferentes libros y capítulos en diferentes escrituras, que nos permiten ir adquiriendo un cabal entendimiento de lo que el Señor quiere transmitirnos a través de su palabra para el día de hoy y para nuestra vidas. Cuando una persona abre su corazón e invita a Cristo a entrar en su vida, su espíritu renace a la vida del Espíritu de Dios y en ese momento es insertado en el cuerpo de Cristo y se ejecuta, se activa lo que Cristo estableció con su Padre al morir y resucitar, que daría vida y resucitaría en El a todo aquel que en El creyera. Para entender lo que es el cuerpo de Cristo imagínate un cuerpo grande formado por muchas personas; cada una de esas personas serian una célula de un órgano o algo aun mas pequeño pero todos juntos formamos el cuerpo, que sucede cuando una célula hace la función equivocada, crea un caos en el cuerpo y a esto se le llama cáncer, pues así somos nosotros cuando no nos comportamos como parte del cuerpo.



Si estamos en el cuerpo es porque ya hemos resucitado con Cristo y estamos escondidos en El.

Cómo debe ser nuestro comportamiento, como dice Colosenses 3, como miembro del cuerpo:
1. Debemos hacer morir la naturaleza terrenal a; inmoralidad, impureza, bajas pasiones, malos deseos avaricia etc. También desechar: la ira (pique, grosería rabietas etc.), calumnia y lenguaje obsceno (maldiciones, palabras descompuestas muletillas etc.), dejar de meternos unos con los otros, dejar de mentir.
Quitarnos todo ropaje antiguo, ser diferentes hasta en nuestra forma de vestir.

Entonces qué hacer y cómo debe de ser nuestra conducta:
1. Santos y amados, afectivos, cariñoso, buenos humildes, teniendo paciencia unos con los otros.
2. Vestirnos del amor de Dios que es el vínculo perfecto.
3. Tratar de conservar la paz de Cristo, que guarde nuestro corazón.
4. y ser agradecidos con las personas que nos ayudan, nos rodean, sobretodo con el señor.
hacer todas las cosas como para el Señor y no para los hombres.

Entonces seremos testimonios vivos del cuerpo de Cristo, y las personas anhelaran lo que tenemos y seremos una nación bendecida, prosperada y en victoria.

viernes, 17 de abril de 2009

Boletin Semanal Abril 12, 2009

ENTRANDO A LA TIERRA PROMETIDA
Dios creó al hombre para vivir eternamente relacionándose con El. En el paraíso, Dios se paseaba cada tarde con Adán y Eva y conversaba con ellos. A pesar de que ellos rompieron con esta forma abierta y amorosa de relacionarse con El, por el pecado de desobediencia, Dios mantiene su fidelidad y anhela que el hombre vuelva a la posición inicial de cercanía y consagración obediente y libre a El. Por tal motivo, desde el momento mismo de la desobediencia Dios le da una promesa de restauración. Todo el antiguo testamento esta enfocado hacia el cumplimiento de esa promesa, a través de los diferentes pactos establecidos con el hombre en las diferentes épocas y dispensaciones. Por eso se escogió un pueblo de la descendencia de Abrahán a fin de mostrar al mundo su interés de que el hombre reconociera su amor y deseo de mantenerse en obediencia y adoración a su creador. Es así que los judíos, tal como Dios le había anunciado a Abrahán, entraron libremente a Egipto y luego fueron esclavizados por 400 años. Pero Dios levantó a un líder a Moisés, a quien instruyó y empoderó para liberar a su pueblo de la esclavitud. Y ciertamente lo sacó de la esclavitud de Egipto con prodigios, portentos y milagros; y en una jornada que pudo tomarles apenas 11 días de camino, por su obstinación a desobedecerle, pasaron 40 años deambulando por el desierto hasta sólo quedar 2 personas de las que salieron de Egipto y toda la descendencia que había nacido en el desierto. Así que por haber desobedecido en un detalle a Dios, tampoco Moisés pudo entrar a la tierra prometida. Dios nos da la libertad de escoger someternos a El siempre y si le desobedecemos en algún momento nos daremos cuenta en nuestras propias vidas de las consecuencias de haber desobedecido. Pero a los que les son fieles a pesar de las dificultades, a esos Dios levanta y recompensa. Así que Dios escogió a Josué como sucesor de Moisés para guiar a su pueblo a entrar a la tierra prometida. Josué conocía el territorio al que debían entrar y sabia a lo que tendría que enfrentarse, pues el y Caleb, los únicos sobrevivientes, habían ido de espías junto a otros 10, a reconocer a qué tendrían que enfrentarse. Y ciertamente había gigantes bien armados y amurallados a los que había que vencer. Es por eso que Dios le dice tres veces a Josué: Esfuérzate y sé muy valiente.

Josué 1: Preparativos para la conquista
1Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: 2Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. 3Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie. 4Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio. 5Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. 6Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos. 7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. 9Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
10Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: 11Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión.

Dios promete entrarte a la tierra prometida, y conquistarla. El te dice cómo lo puedes lograr: mediante una alianza estratégica con El, en fe y confianza; fe confiada mas poder de Dios asegura la victoria. Observa lo que Dios insistió en decirle a Josué: “…cuídate de hacer conforme a toda la ley”… “no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. 8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”

Nuestra tierra prometida hoy es la Salvación y libertad del pecado que recibimos por la fe en Jesucristo, y por lo que el nos dió por su sacrificio en la cruz. Al aceptar su sacrificio como bueno y válido para nuestra liberación de la esclavitud del pecado y lo creemos, El nos capacita para con el respaldo de su Santo Espíritu, vencer nuestros gigantes que se oponen al logro de la vida abundante que ya el ganó para nosotros, pero que nosotros tenemos que conquistar mediante la obediencia a su Palabra y la decisión en fe de avanzar hacia la conquista del reino de Dios en nosotros y alrededor de nosotros.

¿Cuáles son estos gigantes que tienes que vencer? Las dudas que destruyen los fundamentos de tu fe incipiente; las oposiciones que con sus presiones, burlas, represiones, ataques tienden a impedirte que sigas adelante hacia la conquista definitiva de tu establecimiento y posesión de tu tierra prometida de tu limpieza de pecado, libertad, paz y gozo de saberte perdonado de tus pecados y aceptado y reconciliado con Dios, por Jesucristo; conflictos en el hogar que te restan fuerzas para afianzarte en la fe de que sí lo lograrás porque El lo dijo y lo hizo. Las adicciones que aun están ahí y parece que no te será posible vencerlas, pero Jesús ya te dió la victoria sólo tienes que avanzar en fe creyendo que ya están vencidas, aunque sientas la tentación de volver a ellas ¡resiste y estas huirán de ti! Las desilusiones ante las propias debilidades y las de los demás, al sentirte débil, y al caer en lo mismo de siempre; pero El te dice: ¡esfuérzate y se valiente! Cree en lo establecido y dicho en la Palabra, ¡levántate! confía y pide perdón y sigue adelante. Las enfermedades están vencidas porque Cristo cargó con tus dolencias y enfermedades y las enjugó en su llaga, aunque sientas los síntomas, declárate sano por el poder de lo que ya Cristo hizo en la cruz, cree y sigue adelante.

Josué y su gente pocas veces tuvieron que luchar cuerpo a cuerpo porque Dios luchaba por ellos cuando ellos le obedecían y marchaban en fe haciendo lo que El les decía. Habrá luchas que tendrás que ganar en el espíritu humano y dejar que el Espíritu de Cristo lo sature y lo restaure. Habrá batallas que deberás ganar en el alma y estas son las más largas y difíciles, pues los gigantes están en tu propia mente, emociones y débil voluntad humana. Satura tu alma con las herramientas de la Palabra de Dios, lee la Biblia sobre todo en el nuevo testamento, Juan, Hechos, Romanos, etc..., satúralo con oración en el espíritu, ora, reprende al enemigo, confiesa a Dios tus caídas en pecados, pide perdón y pide fortaleza para no caer más; busca consejo, busca compañía de otros creyentes que te ayuden a permanecer. Perdona a quienes te ofendieron y pide perdón a quienes ofendiste, restituye lo que robaste o destruiste y con ello rompe las ligaduras que te ataban e impedían experimentar la victoria y vida abundante de gozo, paz y fortaleza para seguir venciendo, pide al Espíritu Santo que te llene una y otra vez, que te guíe y te dé sabiduría para discernir entre lo bueno y lo mejor para dar al Señor la excelencia de tu vida. Consagra al Señor cada día tu vida y todo lo que tienes y recibes. Deja atrás el pasado. No añores volver a tu vida vieja de pecado, malos habitos, aflicción, vacío e inquietud perturbadora.
Proclama con firmeza cada día como lo hizo Josué 24:14 Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. 15Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.

Así como Pablo también clamaba a Dios por causa de sus debilidades Dios le fortaleció diciendo: 2 Corintios 12: 5…”pero de mí mismo en nada me gloriaré, sino en mis debilidades. 6Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. 7Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; 8respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. 9Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Boletin Semanal Marzo 29, 2009

ALABANZA Y ADORACION

Ambos actos son propios del creyente que reconoce la grandeza de Dios. Ambos son distintivos de la vida piadosa y fuente de enriquecimiento espiritual. Un cristiano vivo alaba y adora a Aquel a quien Ama y Sirve.
La alabanza es el piropo. La adoración requiere el establecimiento de una relación en donde existe el reconocimiento sincero de las intenciones del corazón del que adora y como consecuencia ocurre experiencia de la reciprocidad del amor compartido del que recibe la adoración. Con la alabanza iniciamos una comunicación en donde expresamos nuestra intención de mostrar nuestro amor; con la Adoración se formaliza y autentifica la mutua correspondencia del amor consentido.
A través de la alabanza y la adoración se concretiza en la tierra el ambiente de vida amorosa y festiva del reino de Dios en su relación con los que le aman. Por eso hay música, cánticos, expresiones de jubilo, etc. Cuando amas a alguien con amor no centrado en si mismo, necesariamente se manifestaran expresiones de afecto que muestren el sentimiento y voluntad de amar. No siempre la alabanza implica que se este adorando; pero cuando se entra en adoración la alabanza generalmente ha sido parte importante del proceso.

ALABAR
A. VERBOS
halal, «alabar, celebrar, glorificar, cantar, alardear». el vocablo tiene la acepción de «gritos» y tal vez de «júbilo». Encontramos halal más de 160 veces en el Antiguo Testamento y por primera vez en Gn 12.15, en donde se indica que, debido a la gran belleza de Sara, los príncipes del faraón la «alabaron» («la ponderaron», bj, nbe) delante de él.
Aunque halal se usa a menudo solo para indicar la «alabanza» que se hace a personas, incluyendo al rey (2 Cr 23.12) o la belleza de Absalón (2 S 14.25), el término se usa mayormente para «alabar» a Dios. Es más, a todo ser viviente y todas las cosas creadas, incluyendo el sol y la luna, se les dice que «alaben» a Dios (Sal 148.2–5, 13; 150.1). Típicamente, tal «alabanza» se expresa en el santuario, sobre todo durante las grandes fiestas (Is 62.9). El nombre hebreo para el libro de Salmos es sencillamente el equivalente del vocablo «alabanzas». Tiene un sentido más apropiado que «Salmos», lo cual proviene del griego y tiene que ver con cánticos acompañados por algún instrumento de cuerda. No es de extrañarse que el libro de Salmos contiene más de la mitad de los casos de halal en sus varias modalidades. A los Salmos 113—118 se les denomina tradicionalmente los «Salmos Hallel», pues tienen que ver con la alabanza a Dios por la liberación de la esclavitud egipcia bajo Moisés. Por esta razón, estos salmos forman una parte importante del culto tradicional de la Pascua. No cabe duda que se tratan de los himnos que Jesús y sus discípulos cantaron en la noche en que instituyó la Cena del Señor (Mt 26.30).
De la palabra halal proviene «Aleluya» (aleluya), una expresión hebrea de «alabanza» a Dios que se ha incorporado a casi todos los idiomas del mundo. El término hebreo se traduce más exactamente como «Alabemos a Jah» (o «Ya»), la forma abreviada de «Yahveh» (Jehová), el nombre particular israelita de Dios.

B. NOMBRES
tehillah, «gloria; alabanza; canción de loor; acciones loables». Tehillah aparece 57 veces durante todos los períodos de la historia bíblica hebrea.
Primero, el término denota una cualidad o atributo de alguna persona o cosa; significa «gloria» o «loable» : «Él es el objeto de tu alabanza, y Él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto» (Dt 10.21). Israel es la «gloria» de Dios cuando existe en un estado de exaltación y de bendición divina: «Ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra» (Is 62.7; cf. Jer 13.11).
Segundo, en algunos casos tehillah representa las palabras o la canción en la que a Dios se alaba en público, o mediante las cuales su «gloria» se declara públicamente: «De ti será mi alabanza [es el Mesías que habla] en la gran congregación» (Sal 22.25). El Sal 22.22 es aun más claro: «Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré».
Tercero, con un matiz particular, tehillah se usa como término técnico musical para una canción (sir) que exalta o alaba a Dios: «Salmo de alabanza de David» (encabezamiento del Sal 145, que en hebreo es el v. 1). Tal vez Neh 11.17 se refiere a un director de coro o alguien que dirige las canciones de «alabanzas»: «Y Matanías … hijo de Asaf, el principal, el que empezaba las alabanzas y acción de gracias al tiempo de la oración [quien al principio dirigía la alabanza a la hora de la oración]». Por último, tehillah puede representar acciones dignas de «alabanza», o acciones por las que el responsable merece «alabanza y gloria». Esta acepción se encuentra en la primera vez que el vocablo aparece en la Biblia: «¿Quién como tú Jehová entre los dioses? ¿Quién como tú magnífico en santidad, temible en maravillosas hazañas [hechos loables], hacedor de prodigios?» (Éx 15.11).

ALABANZA
Aspecto de la • Adoración en que se le rinde honor a Dios (2 Cr 7.3). Producto de la alegría santa (Sal 9.1, 2; 63.5; 100).
La alabanza se expresa a veces con cánticos, música y danzas (2 Cr 7.6; Sal 28.7; 40.3; 95.1, 2; 149.1–3; 150).
* Dios exige la alabanza (Sal 50.14; Ap 19.5) y es digno de ella (2 S 22.4; Sal 48.1; 145.3) porque es: único (2 Cr 6.14, 15; Sal 113), bueno (Sal 106.1; Jer 33.11), grande (1 Cr 16.25, 26; Sal 150.2), poderoso (1 Cr 29.11–13; Sal 21.13), misericordioso (2 Cr 20.21; Sal 57.9, 10; 107.1; 138.2) y justo (Dn 4.37; Sal 7.17).
* Merece alabanza por sus obras (1 Cr 16.8, 9; Sal 78.4; 106.2; Is 25.1; Lc 19.37) y por su Palabra (Sal 56.4, 10).
* La alabanza surge espontáneamente frente a los milagros de Dios (Lc 18.43; Hch 3.8), sus dones (Dn 2.23; Hch 11.17, 18) y su ayuda (Sal 30.11, 12; 109.30, 31; 118.21).
* Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1) celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16). * Pero también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10) y todo lo que respira (Sal 150.6).
* Los que alaban a Dios son generalmente sus siervos (Sal 113.1) celestiales (Lc 2.13, 14; Sal 148.2) y terrenales (Sal 148.14; 149.1, 2; Hch 2.47; Ro 15.8–11) de toda condición (Ap 19.5) y edad (Sal 148.12; Mt 21.16).


* Pero también le glorifican los pueblos y las naciones (Sal 67.3–5; 117.1), los reyes (Sal 138.4; 148.11), la creación (Sal 69.34; 145.10; 148.3–10)
y todo lo que respira (Sal 150.6).
* La alabanza ocupará eternamente al pueblo de Dios (Sal 30.12; 79.13; 84.4).

ADORAR
shajah, «adorar, postrarse, bajarse, inclinarse». Esta palabra se encuentra en el hebreo moderno con el sentido de «inclinarse o agacharse», pero no en el sentido general de «adorar». El hecho de encontrarse más de 170 veces en el Antiguo Testamento demuestra un poco de su significado cultural. Lo encontramos por primera vez en Gn 18.2 en donde Abraham «se postró en tierra» delante de los tres mensajeros que le anunciaron que Sara tendría un hijo.
El acto de inclinarse en homenaje o reconocimiento de autoridad y sumisión se hace generalmente delante de un superior o un gobernante. Por eso David se «inclinó» ante Saúl (1 S 24.8). A veces alguien se inclina ante uno que es social o económicamente superior, como cuando Rut se «inclinó» delante de Booz (Rt 2.10). José vio en un sueño que las gavillas de sus hermanos se «inclinaban» ante su gavilla (Gn 37.7–10). Shajah es el término que comúnmente se usa para llegar ante Dios en adoración (como en 1 S 15.25 y Jer 7.2). A veces se usa otro verbo que significa inclinarse físicamente, seguido por «adorar», como en Éx 34.8: «Y entonces Moisés, apresurándose, bajó la cabeza hacia el suelo y adoró». Otros dioses e ídolos también son objetos de adoración, postrándose delante de ellos (Is 2.20; 44.15, 17).

ADORACIÓN
* Culto o reverencia que se rinde a Dios por sus obras (Sal 92.1–5) y por ser quien es (Sal 100.1–4).
* Se expresa mediante Oración (Gn 12.8; Neh 9), Sacrificio (Gn 8.20), Ofrenda (Gn 4.3, 4; 1 S 1.3; Dt 26.10; 1 Cr 16.29); Alabanza (2 Cr 7.3; Sal 29.1, 2; 86.9; 138.1, 2), Canto (Sal 66.4), ritos (Éx 12.26, 27), meditación (Sal 63.5, 6), TEMOR (Sal 96.9), Ayuno (Neh 9.1–3; Lc 2.37), Fiesta y Acción de gracias (2 Cr 30.21, 22), y sobre todo inclinación (Sal 95.6; 1 Cr 29.20) y servicio (Dt 11.13; Jos 22.27). Estos dos últimos conceptos se expresan en hebreo y en griego con palabras que también significan «adoración» (Dt 6.13; 10.12, 13; 2 R 5.18; cf. Mt 4.10; Ro 12.1), de modo que no se distingue entre «servir» y «adorar» ni entre «inclinarse» y «adorar».

La adoración externa y cultual debe nacer de una actitud interna (Is 29.13), que a su vez se expresa en obediencia y una vida dedicada por entero al servicio de Dios (1 S 15.22, 23; Miq 6.6–8; cf. Stg 1.27).

El adorador debe ser bueno y justo (Sal 15; Am 5.21–26) para que su adoración sea aceptada (Sal 50.7–23; Is 1.11–20; cf. Mt 5.23, 24 y Jn 4.23), además de sincero (Sal 51.16–19).

En la adoración, los patriarcas invocaban el nombre de Jehová (Gn 13.4), celebraban el pacto (Gn 15.7–21) y la sustitución (Gn 22; cf. Lv 17.11), y practicaban los lavamientos y las purificaciones (Gn 35.2; cf. Éx 19.10), todo lo cual precede al culto más formal y complejo que se verá después en el Tabernáculo y el Templo (1 R 6–8; 2 Cr 20–31). A pesar de este desarrollo posterior, no se pierde el aspecto personal de la adoración (2 S 17.18–29; Sal 23; Is 55.6–9).

En el Nuevo Testamento, el culto de la • Sinagoga (Lc 4.16–21) se adapta a las necesidades de la Iglesia. Incluye : alabanzas, salmos, cánticos (Ef 5.19, 20), lectura bíblica, enseñanza, exhortación (Col 3.16; 4.16; 1 Ti 4.13), oración, ayuno, profecía (1 Co 14), doctrina, santa cena (Hch 2.46; 13.1–3; 1 Co 11.18–34), mensajes en lenguas e interpretación (1 Co 14.26).

En ambos testamentos el pueblo de Dios lo adora públicamente (Hch 20.7), en privado (Gn 24.26, 27; Dn 6.10; Mt 6.5, 6) y en familia (Gn 35.1–3; Hch 16.30–34). Se prohíbe terminantemente la adoración de seres humanos (Hch 10.25, 26; 14.11–15; cf. Est 3.2, 5), ángeles (Col 2.18; Ap 19.10; 22.8, 9) u otra criatura (Mt 4.10; cf. Dt 6.13; Ap 14.9–11). La adoración de dioses falsos es una ofensa que trae las más terribles consecuencias en todo el Antiguo Testamento (Éx 20.3–6; 32.1–11, 30, 35; Dt 4.15–18; 8.19; etc.; cf. Ro 1.25).

En el Nuevo Testamento la adoración se dirige a Jesucristo (Mt 14.33; Jn 5.22, 23; Heb 1.6; Ap 5.8–14), y se destaca que el culto ofrecido a Jehová en el Antiguo Testamento explícitamente pertenece a Jesús (Flp 2.10, 11 // Is 45.23). La adoración a Dios y al Cordero es la esencia misma de la vida celestial (Ap 4.6–11; 15.3, 4; 19.1–8).

Veamos algunos salmos que nos estimula a alabar a nuestro Dios.
63 Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.
1Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas,2Para ver tu poder y tu gloria,Así como te he mirado en el santuario.3Porque mejor es tu misericordia que la vida; Mis labios te alabarán. 4Así te bendeciré en mi vida; En tu nombre alzaré mis manos.

95 Cántico de alabanza y de adoración
1Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. 2Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. 3Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. 4Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. 5Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. 6Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. 7Porque él es nuestro Dios; nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. 100 Exhortación a la gratitud:Salmo de alabanza. 1Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. 2Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. 3Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. 4Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. 5Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.

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